
lunes, 21 de diciembre de 2009
Feliz Navidad Bdsm

domingo, 20 de diciembre de 2009
Un delicioso poema
Esclavo soy, y esclavas son mis horas,
Del arbitrio y afán de tu deseo,
Pues vanas son las horas de mi vida
En que tú no requieres mis servicios.
No me atrevo a llamar lenta la espera
Cuando miro el reloj mientras te aguardo,
Ni a juzgar amargas tus ausencias
Cada vez que despides a tu siervo,
Ni inquiero con preguntas recelosas
Dónde estás, qué haces o discurres.
Melancólico esclavo, en nada pienso
Salvo en ti.
lunes, 14 de diciembre de 2009
Fiesta Femdom 11 de Diciembre de 2009
miércoles, 4 de noviembre de 2009
Una Sesión Especial (II)
- “Ahora, querido mio, ves ese cojín?”
- “Si Milady”
- “Pues cógelo y traelo aquí, a mi lado”
Un poco confuso por la orden y nervioso, rápidamente cogió el cojín y vino hacia mi, sin tener muy clara su utilidad. Me siento en mi sillón y continuo:
- “Posa el cojín aquí, a la altura de mis pies. Y quiero que te arrodilles en el. Que tal andas de resistencia en tus piernas? Crees que podrás aguantar durante un rato esta postura?”
- “Por supuesto Milady, aguantaré el tiempo que haga falta”
- “Tampoco es eso, querido mio, no pretendo desgastarte pero si ir entrenándote en posturas adecuadas para estar ante mi y trabajar poco a poco tu resistencia en ellas”
- “Este cojín lo compré especialmente para vosotros, para vuestras rodillas, porque detesto que las tengáis hincadas en el suelo provocándoos un malestar que perjudica la belleza de la postura”
- “No se que decir, Milady, es un detalle por su parte”
Suelto una carcajada y acercando mi rostro al de Pablo le susurro suavemente:
- “Oh, querido, no tengo, por ahora, intención de agotarte….tienes que durarme mucho”
El se queda sin palabras y noto como comienza a respirar aceleradamente. Me alejo, cruzo mis piernas, reposo mis brazos en el sillón sosteniendo la fusta con ambas manos y continuo:
- “Aunque tenga una fusta en mis manos, eso no significa que la vaya a utilizar contigo. Independientemente de que lo desees o no.”
Mis palabras produjeron en su mente un alivio y quizás una inquietud que no pudo evitar reflejar en su rostro.
- “Vamos a comenzar por el contacto. Ves mis piernas?”
- “Si Milady”
- “Ves mis zapatos?”
- “Si Milady”
- “Pues ahora quiero que cojas tu mano derecha y acaricies mi pierna desde la rodilla hasta la punta de los zapatos”
Su mirada de incredulidad hacia que interiormente mi malicia aumentara.
- “Pero eso si, querido, vas a comenzar cuando yo así te lo indique. No te aceleres y por supuesto, como lo hagas mal por no escucharme, no volverás a tener el placer de rozarlas. Así que pon tu mano en mi rodilla, respira y muy lentamente comienza”
- “Ahora, ya, Milady?”
- “Pues claro, te lo estoy diciendo”
- “Es que no se como hacerlo. Tengo miedo de que no le guste, de que no le complazca, de que piense de mi que soy un torpe…”
- “Uy, tranquilo querido, relájate. Estás aquí conmigo, comenzando a realizar algo que deseas desde hace tiempo. No pretendas querer demostrarme nada porque esa labor no te corresponde a ti. Porque sino tu mismo interrumpes tu adiestramiento. Estas aquí y, recuérdalo siempre, para que yo te enseñe, te desarrolle y te evolucione, compartiendo, aprendiendo y disfrutando del Bdsm. Asi que si yo creo que estas capacitado para desarrollar esa parte tuya, tu no eres quien para dudar de ti…si yo no lo hago.”
Agachando la cabeza y bajando su cuerpo hasta apoyar su trasero en los talones, me dijo arrepentido:
- “Disculpe Milady. Se que aún no tengo experiencia y que soy muy torpe. Pero de verdad que deseo con todas mis fuerzas aprender, y que usted me enseñe. Y discúlpeme también por lo nervioso que estoy. Le aseguro que estoy intentando controlarme pero no me sale…”
- “Levanta la cabeza”, le digo, “y mírame. Es lo mejor que me puedes decir, porque precisamente es asi como te tienes que sentir cuando estés ante mi. Esa es la naturaleza de un sumiso. Aquel que siente tanto lo bueno como lo malo. Aquel que siente por igual y a la vez todas las sensaciones y que de igual manera desea y teme, necesita y rechaza. Aquel que se entrega con tanta devoción que le produce a la vez un temor por encontrarla y perderla.”
- “Sonríeme, querido, no quisiera que estuvieses tan serio. No te digo esto para que estés serio, sino precisamente para que te sientas feliz de compartir algo tan intenso y maravilloso tanto para ti como para mi. Ahora , haz lo que te he dicho. Hazlo suave, quiero que lo sientas, que disfrutes, porque quiero sentirlo, quiero que me lo transmitas para yo sentirlo por igual. Quiero escuchar tu aliento, como respiras, como suena lo que estas sintiendo mientras estás aquí, arrodillado ante mi, acariciando mis piernas. Tengo que sentirte realmente. Para poder adiestrarte no basta con realizar escenas imaginadas. Porque sería recrear lo que tu presupones que es una sesión. Se trata de mucho más. Se trata de sentir, despertar los sentidos. Así que no te cortes y se tu. Continua, porque paras para escucharme?”
- “Perdón Milady”
- “Estás mirando bien mis piernas?”
- “Si Milady, permítame decirle que son preciosas”
- “Deseas besarlas?”
- “Claro que si Milady”
- “Pues hazlo, demuéstrame que realmente lo deseas…quiero verte entregado a mi, quiero sentir que deseas con toda tu intensidad compartir conmigo lo que tu eres y lo que yo te enseñe”
- “Oh Milady, es usted tan comprensiva…”
- “No te equivoques, soy tan benevolente como exigente”
En ese instante me levanto, me posiciono detrás de Pablo. Con mis manos enguantadas agarro su pecho hacia mi cuerpo, inclino su cabeza apoyándola en mi hombro y girándole con mi mano su rostro, agarrándoselo por la barbilla, le digo al oído:
- “Quiero que entiendas que la disciplina que yo te imparta va unida a la paciencia…que siempre deseo teneros a mis pies, entregados, excitados y deseosos de sentir todo y de entregarme todo”
Suelto a Pablo mientras su corazón está a punto de salírsele. Me siento en mi sillón.
- “Continua, no pares, utiliza ahora tus dos manos para acariciar y besar mis zapatos”
- “Oh, gracias, Milady”
Al rato, cuando creo que ya es suficiente:
- “Stop. Vuelve a tu postura original Pablo. Pon tus manos sobre tus rodillas y tu cabeza la quiero ni muy alta ni muy baja. Ahora solo escucha. No te está permitido hablar.”
Poniéndome de pie, continuo:
- “Ahora vamos a darle mas intensidad a la sesión, porque sino me aburro y tu te relajas demasiado. Así que arriba, ponte aquí en medio de la alfombra, cierra los ojos y levántame los brazos. Vamos a comprobar como andas de coordinación.”
Con mi fusta, toco su brazo derecho, corrigiendo su postura, pasándola en línea recta desde sus axilas hasta la muñeca.
- “Tienes que mantener exactamente esta rectitud, con la palma de la mano hacia arriba, la espalda mantenla recta y coordinada con los hombros. Crees que aguantarás? Adelante, puedes responderme.”
- “Creo que si Milady, me esforzaré…”
- “No querido mio, quiero que lo hagas, no que lo intentes”
lunes, 2 de noviembre de 2009
Una Sesión Especial (I)
viernes, 17 de julio de 2009
La Institutriz del Amo

Eran las 12,30h cuando sonó el teléfono de mi estudio. "Si?", y una voz masculina al otro lado me contestó: "Buenos dias Lady Monique, soy Jon, he vuelto de vacaciones y quisiera saber si podrías atenderme".
"Claro que si", le dije. "Que te parece si vienes sobre las 14,00h al estudio?". "Estupendo, allí estaré".
Colgué el teléfono y una sonrisa apareció en mi rostro al pensar en Jon. Hacía tiempo que no me visitaba y sinceramente echaba de menos nuestras sesiones conjuntas. Jon era un Amo al que conocí como sumiso en prácticas. Fué instruido por mi durante muchos años hasta que consideré que su preparación en la disciplina de la Dominación había concluido.. Después pasó a ser mi colaborador desarrollando su faceta de Amo con diversas sumisas a mi cargo.
Tan intenso como yo...tan implacable en sus sesiones...tan amante del arte de la psicología del sado...tan entregado a la responsabilidad de nuestra doctrina....Me sentía mas que satisfecha con sus resultados.
Inmersa en mis pensamientos ya casi era la hora, con lo cual me despojé de mi bata para escoger de mi ropero el vestuario adecuado para mi visita.
Pasé a retocarme un poco el maquillaje y poco mas tarde sonó el timbre de mi puerta.
Abrí la puerta y ahí estaba él, con su amplia sonrisa, su mirada llena de luz y su impecable y cuidado aspecto.
"Lady Monique, que placer volver a verla, tan bella como siempre". Me coge la mano derecha y me la besa.
"Que tal estás Jon?. Tan caballero como siempre...pasa y pónte cómodo". Cierro la puerta y me dirijo hacia donde me espera.
"Cuéntame, a que se debe tu visita? O es que simplemente me echabas de menos?" Pongo una sonrisa pícara y me comenta: "Te dije que nada mas llegar a Madrid te vendría a ver. Además, necesito de tus consejos".
"Bien, sientate, se trata de alguien nuevo?" "Así es, tengo una sumisa nueva con la cual me he citado pra una sesión este sábado. Su inclinación es sentirse sometida por mi, controlando en todo momento su excitación sexual, dirigiendole varias veces hacia el extasis del placer de sentir el orgasmo, pero negándole en todo momento el poder llegar al climax. Inducirle varias veces a la necesidad de pedirme poder llegar a correrse para despues negarle ese derecho".
"Es el reto perfecto para tu vuelta de vacaciones!", dije interrumpiéndole, "aunque no me dirás..."
"No, no", me interrumpió el. "Lo cierto es que lo unico diferente a las otras sumisas es que quiere la sesión de noche...y no se si concedérsela.
"Que tienes pensado para ella, Jon?" "Aún no lo tengo decidido, pero deseaba enseñarte antes de continuar con esa conversación una fusta que me compré en Argentina"
"Ah!!, pues ya estás tardando en enseñarmela, querido" "Creo que te va a gustar, Milady!!"
Abrió su maletín y sacó una preciosa fusta blanca.
"Jon, es magnifica!!", exclamé y al mirarlo a los ojos ví ese brillo tan especial que solo el tenía.
"Estás pensando en utilizarla con ella, verdad?" "Así es", contestó.
"Eres terrible y tu retorno me hace muy feliz de veras, pero si quieres que te ayude tendrás que satisfacerme a mi primero. Aceptas?"
Jon me miró con su maravillosos ojos y comentó: "Usted si que es terrible, Milady..."
Después de la visita de Jon continué con mis asuntos. Pasaron los dias y llegó el sábado. La sesión daría comienzo sobre las 23,30h pero Jon había quedado con su sumisa mucho antes invitandola a cenar primero y así comenzar a instruirla. Os voy a relatar su sesión tal y como el me la comentó al dia siguiente:
Jon llegó al restaurante donde estaba citado con Elena, su nueva sumisa y mientras aparcaba el coche le hizo una llamada. "Elena, has llegado ya?" "No, Amo, perdone pero el tráfico..." "Silencio!", dijo Jon, "Sabes que no me gusta esperar y aún así me dices que aún no estás...y para colmo quieres ponerme una estúpida excusa?" "Verá, es que no contaba..." "Shhhh..., calma esclava, yo te voy a esperar, pero tu recibirás un severo castigo por ello. Te has puesto falda como te dije?" "Si, mi Amo" "Y llevas las bragas en el bolso como te ordené?" "Si, Señor" "Perfecto, te espero con una sorpresa. Apresurate en tu llegada" "Si, Amo"
Pasados unos quince minutos llegaba Elena. Jon la esperaba en la puerta, la saludó y le comentó al oido: "Esclava, toma esta bolsa, vete al baño y colócate dentro de la vagina la bola. No tardes".
Elena, nerviosa, se fué al baño, se introdujo la bola vibradora y regresó su mesa. Jon la esperaba sonriente. "Sabes lo que tengo en mis manos? Es el control remoto de lo que te has puesto. Por lo pronto te pondré una velocidad media e iré aumentando a mi antojo su intensidad. A partir de ahora tengo el control absoluto sobre tu sexo...sobre tu cuerpo y sobre tu mente...Me dirás en cada momento el grado de excitación que sientes...y tienes absolutamente prohibido correrte. Lo ha entendido?" "Si, Señor", contestó timidamente
Durante la cena varias veces la sumisa sintió ganas de poder ir al baño pero Jon se lo negó. La observaba minuciosamente...su rostro...sus manos...su cuerpo... Pidió la cuenta y se dispusieron a salir al coche cuando Jon le dijo a su esclava: "Estas dispuesta a continuar?" "Si, Amo, por supuesto" "Perfecto, sube al coche y quiero que tengas las piernas abiertas y la falda subida, entendido?" "Si, mi Amo" Mientras se dirigian al gabinete de Jon la tensión sexual de su esclava era cada vez mas elevada, su respiración era corta y apresurada.
Llegaron al gabinete y Jon la puso contra la pared, de espaldas a el, con las piernas abiertas y los brazos alzados. Le quitó la falda y le ordenó darse la vuelta. "Quitate ahora la blusa...pero hazlo despacio. Mientras tanto el se sentó en su sillón y con el control remoto aumentó bruscamente la intensidad provocando que la sumisa no pudieran evitar un gemido... "Quieta, esclava, no pretenderás correrte ya, no?" "Amo, por favor, no puedo más, dejeme poder correrme...se lo suplico..." "No te escucho, sierva" "...por favor, por favor...permitame..." y se tiró al suelo jadeando...
"Levántate, esclava, como te atreves? "...le pido perdón...pero yo..." "Pero nada!!", exclamó Jon indignado. "Acabas de ganarte un correstivo intenso. Despojate de tu la blusa y el sujetador, ponte contra la pared y abre tus piernas. Y para evitar que produzcas ningún sonido voy a colocarte una mordaza. Le ató las muñecas, la inclinó hacia delante poniendo su trasero en pompa y, con su fusta blanca, comenzó a aplicarle un intenso castigo.
Cada vez que le daba en su trasero ella se retorcía de placer y de dolor. Sus ojos suplicaron una masturbación. Jon le quitó la mordaza y sus gemidos eran tan intensos que acabó excitando a su propio Amo.
Jon daba mas o menos intensidad al control remoto según de fuertes era los gemidos de su esclava. Ella se retorcía de placer suplicándole que le dejara satisfacerle como esclava...le rogó...le suplicó...le imploró que la dejase gozar del sexo de su Amo. Su entrega hacia el era absoluta y total. Estaba muy húmeda, exageradamente húmeda...
martes, 16 de junio de 2009
La Iniciación (I)

sábado, 6 de junio de 2009
El Descubrimiento (III)

“Bien, George, está todo dispuesto para mi viaje?”
“Por supuesto, querida Baronesa, aunque me extraña no verla acompañada por Sir Edward” comentó el Presidente.
“Ah, claro!, aún no te lo he contado todo, querido”, y tomó su pitillera para encenderse un cigarro mientras continuaba conversando.
“Edward ya está en Paris esperándome y ocupándose de que todo esté perfectamente organizado a mi llegada. Ya sabes lo que le gusta satisfacerme”. Un brillo especial se produjo en su mirada.
“Además, casi he preferido darle una sorpresa con lo de Margaret ya que no espera que me lleve a ninguna fémina a la fiesta”.
El sr. presidente tosió ligeramente y añadió: “Baronesa, cree realmente que estará a la altura de los acontecimientos? No sé, me preocupa que la situación la supere…”
“George, por favor”, interrumpió ella, y con una sonrisa tan malévola como excitante añadió: “Estas hablando de mi, querido. Sabes que soy muy minuciosa a la hora de introducir a un iniciado en nuestra doctrina. Impartir e instruir son mis asignaturas preferidas. Relájate, está todo bajo control…o es que acaso lo dudas?”
“Discúlpeme, Sra Baronesa”. Y bajando su mirada y su rostro continuó: “Mis disculpas, sabe usted que estoy a sus pies”.
“Que así sea!”, dijo en tono autoritario la Baronesa. Con su mano dirigió al Sr Presidente hacia sus pies. El dio un salto hacia ellos y posando sus manos en sus zapatos preguntó: “Me da usted su permiso, Baronesa?
“Ya estabas tardando, querido” y con su maliciosa sonrisa añadió:” relájamelos, bésalos y lámelos con sumo cuidado”.
Pasadas dos horas todos se reunieron en la sala de juntas. Se cerraron las puertas y tomaron asiento. Estaban el Sr Presidente, su secretaria personal Margaret, los dos vicepresidentes Meter Nergaard y Tom Elrin, los acompañantes de la Baronesa el notario Sr Phill Gilblin y el asesor financiero Ian Walsh, y por supuesto la Baronesa.
Ella fue la primera en hablar.
“El motivo de esta visita es la adjudicación de varias obras de arte que se pondrán a la venta en una subasta privada en Paris. Se realizará en una fiesta bajo la supervisión de Sir Edward. El Sr Phill Gilblin es el encargado de revisar y corroborar la autenticidad de cada obra de arte. El Sr Ian será el responsable de pujar en mi nombre en la subasta y como os imaginareis, necesito a uno de vosotros para constatar la adquisición de las obras como propiedad mía. Y ha sido mi deseo que esa persona sea Margaret. Puesto que esta vez los invitados a la subasta son personas de la alta sociedad europea deseo evitar cualquier relación con dicha subasta”
Continuó el Sr Presidente: “Margaret, tienes exactamente tres horas para preparar tu equipaje y regresar aquí para salir de viaje con la Baronesa. Mientras tanto, nosotros revisaremos detalladamente toda la documentación que has de llevarte. Tienes a mi chofer esperándote en el garaje. Ah, Margaret, no hace falta que te recuerde una discreción absoluta al respecto, verdad?”
Ella se incorporó de inmediato y contestó a su jefe: “En absoluto, Señor, cuenta con mi máxima discreción”. Salió de la sala y dirigiéndose hacia el ascensor consiguió expulsar un suspiro de alivio. Mientras se introducía en el vehículo, un estado de nerviosismo continuo la invadía. Aún no había digerido la conversación de la reunión. Solo pensaba en que vestuario sería el más adecuado para dicho viaje, si estaría acorde con el evento, ya que ella no disponía tampoco de tanta ropa y tampoco le habían especificado para cuantos días… Entre tanto los demás continuaban reunidos.
No transcurrieron ni dos horas cuando Margaret ya estaba de regreso, así que en cuanto se notificó su llegada todos se trasladaron a la terraza del edificio.
El Sr Presidente sujetaba un maletín que pasó a entregar a su secretaria comentándole:
“Srta Domenvor, aquí tiene toda la documentación necesaria para su labor. Cuando llegue a Paris, y se traslade al hotel, vaya revisándola con calma. Está todo muy bien especificado. Relájese, que está usted más que capacitada para ello. Ante cualquier duda acuda al Sr Ian Walsh: el la asesorará puesto que trabajaran ambos en equipo. Buen viaje”
Se despidió del Sr Gilblin y del Sr Walsh con un efusivo abrazo. Se apreciaba la amistad entre ellos. Y dirigiéndose a la Baronesa sostuvo su mano derecha casi realizando una reverencia y se la besó con delicadeza.
El helicóptero se trasladó al aeropuerto donde un jet con toda la tripulación afuera les esperaba. Una vez dentro, la Baronesa pidió que les sirvieran una copa de su champagne preferido.
El viaje se hizo corto. Al aterrizar, la Baronesa dio instrucciones a sus acompañantes. Esta vez había dos coches esperándoles. En uno se introdujo la Baronesa y Margaret y en el otro sus acompañantes: “Antoine, nos dirigimos al salón de Mademoiselle Le Foun”. “Si, Señora”. Y girándose hacia Margaret: “Querida, antes de dejarte en el hotel, vas a acompañarme al salón de alta costura donde suelo adquirir mi vestuario cada vez que vengo a Paris. Y en esta ocasión, con mas razón aun. Además, quizás hasta tu te animes a comprarte alguno…”
El coche se detuvo y el chofer se apresuró a abrirles la puerta. Margaret observaba con atención la entrada de la villa. Parecía un pequeño castillo. Tocaron el timbre. Una dama joven y muy elegante les recibió con exquisita educación y hablando en francés les acompaño hasta un salón.
Margaret estaba maravillada con la decoración. Todo transmitía un glamour deslumbrante. Nunca había estado en un lugar así. La acompañante les invitó a acomodarse.
“Enseguida estará con ustedes Mademoiselle Le Foun. Desea la Baronesa que les sirvamos unas copas de champagne?” “Por supuesto, Francinne, muy amable”.
“Espero que disfruten de su estancia”
Se abrió una puerta y apareció una señora de altura media, traje de pantalón y chaqueta, pelo recogido en un moño y cinta métrica al cuello.
“Buenas tardes, querida Baronesa, es un placer volver a tenerla aquí”
“Gracias, Mademoiselle Le Foun, quisiera presentarle a mi acompañante, la Srta Margaret Domenvor”
“Es usted muy bella, querida, pero oculta demasiado su potencial… Ahora entiendo a que se refería usted, Baronesa”
Margaret miró a ambas desconcertada, pues no sabia a que se referían.
“Mademoiselle Le Foun, esta vez quiero también que las señoritas hagan pase de lencería. Quizás adquiera algunos modelos para mi y para mi acompañante.
“Será un placer mostrarle mis ultimas creaciones. Y ahora, querida déjeme tomarle las medidas a su invitada”
Una vez finalizada su tarea abandonó a las damas y con un andar muy peculiar se retiró para dar paso a las modelos.
Fueron pasando al salón.
jueves, 28 de mayo de 2009
El Descubrimiento (II)
“Señor Presidente, ya están aquí!”
“Gracias, Margaret. Está todo dispuesto?”
“Si señor, sin lugar a duda.”
Comenzaron a salir del despacho y una mano se posó en el hombro de Margaret. Ella se giró y sus ojos se encontraron con el rostro de Sr. Presidente, que con una dulce sonrisa, le dijo: “Que haría yo sin usted. Su eficacia es ejemplar. Vamos a recibirlos”.
De repente notó como sus mejillas se sonrojaban y con una humilde y tímida voz consiguió decir: “No hago nada mas que hago mi trabajo, señor”.
Esperó que salieran todos por la puerta y caminó apresurada detrás de ellos.
Se abre la puerta del helicóptero y se divisan tres figuras. Primero sale un hombre de aspecto sobrio, traje oscuro, gabardina negra y pelo canoso.
Sostenía un maletín bastante abultado. Le seguía otro hombre de edad mas joven. Margaret lo observó con mas atención. Su constitución era atlética, de altura notable, dotado de un rostro atrayente y mirada muy intensa. Era de ese tipo de hombres fácil de recordar. De pronto vió como el Sr Presidente se dirigía hacia las escaleras del helicóptero y tendía su mano para facilitar la salida de la tercera figura.
Se hizo un silencio entre todos y la tensión se apoderó del momento en el que se asoman unos pies enfundados en unos elegantes zapatos negros de tacón, seguidos por unas largas piernas envueltas en unas medias que acortaban su recorrido con la tela de una falda….
Una mano cubierta por un guante se apoya en la del presidente.
“Gracias, George, tu siempre tan caballero”. Su rostro aun no se entreveía. La Dama incorporó su figura y descendió por las escaleras.
Todos los allí presentes estaban expectantes cuando…..elevó su rostro y una especie de admiración general se produjo en aquel mismo instante.
Su figura era perfecta. De hecho parecía una actriz de cine. Su vestuario, elegante y cuidadosamente escogido sin duda, derrochaba una sensualidad arrolladora y su rostro….su rostro desprendía una belleza impactante. Margaret sintió una inferioridad aplastante. Se sintió tan insignificante que le temblaron hasta las rodillas. Deseaba salir corriendo y esconderse en algún recoveco del edificio donde nadie la viese. Se desvanecieron sus pensamientos al oir pronunciar su nombre en alto.
“Margaret! Margaret! El Sr Presidente te llama!”
Miró hacia el frente y un gesto de su superior la hizo reaccionar velozmente hacia su dirección.
Caminó hacia ellos, firme y avergonzada por su despiste. Se percató de que la estaban observando muy atentamente y también de que ambos mantenían una conversación sin cruzar sus miradas.
El Sr Presidente dio un paso al frente para agarrar del brazo a su secretaria y acto seguido le dijo: “Permíteme, Margaret, presentarte a la Baronesa…..La Dama interrumpió: “sin nombres querido, no hace falta tanta diplomacia”.
“Es un verdadero placer conocerla al fin, Srta. Domemvor, cuenta usted con una gran reputación entre sus superiores”.
Margaret no daba crédito a sus oídos. La Baronesa conocía su apellido!. Estaba informada sobre su existencia. Le pareció que el rostro de la Baronesa transmitía confianza y respeto, naturalidad y simpatía en su mirada….y un escalofrío recorrió su cuerpo cuando su mano fue sujetada con firmeza por la de la Baronesa.
martes, 26 de mayo de 2009
El Descubrimiento (I)

Si, a Ella….Era entonces cuando mas en secreto le pertenecía en cuerpo y alma, ciegamente, con una total entrega hacia Ella.
Era cuando mas dominio ejercía sobre el…..era cuando involuntariamente mas voluntad estaba dispuesto a entregar…era cuando….
Pasadas unas horas se recriminaba su conducta y sus prohibidos pensamientos.
Entre tanto, en su entorno laboral se sucedían los acontecimientos. Estaban esperando la visita de un cliente del bufete muy importante. Y así debía ser para que el mismísimo presidente de la firma de abogados estuviera allí para atenderlo personalmente.
Se avisó a un catering para preparar en la sala de juntas un lunch. Los jefes de departamento andaban como locos de planta en planta revisando que todo estuviera bajo control.
Temblaban ante la posible visita de inspección del presidente, ya que siempre bajaba oficina por oficina y despacho por despacho para comprobar que todo estuviera en orden. Hasta los grupos de formación eran visitados. Le precedía su fama de disciplinado, exigente y estricto. Sobre todo cuando le informaban de este tipo de visitas. Se notaba la diferencia de unos clientes a otros por la forma en la que eran recibidos. Este tipo de clientes en particular eran de los que aterrizaban en el edificio con el helicóptero que la propia empresa enviaba para su recogida. Lo que no se sabía nunca era la identidad de los visitantes.
Había unas normas muy estrictas que consistían en salvaguardar la identidad de cada miembro de este tipo de comitivas.
Disciplina, Discreción y Determinación era las tres aptitudes que exigía la firma para ser aceptado como empleado. Y esas mismas palabras estaban grabadas a la entrada principal de la empresa.
Obsesión (III)

domingo, 8 de marzo de 2009
Obsesión (II)
- Querido, tu fidelidad mas de una vez pondré a prueba. Mas no tengas miedo, no dudes de ti jamás, pues…. Si yo no lo hago, tú no tienes derecho alguno a hacerlo.
- Si, Milady…
- No quiero que me des la razón por ser tu Instructora. Quiero que escuches atentamente, que no se te olviden mis palabras….que entiendas que eres especial y que las pruebas a las que la doctrina de la Disciplina te va a someter serán duras…muy duras… pero que así tiene que ser…Lo único que exijo que recuerdes en tu iniciación es…..el hecho de que no estas autorizado a dudar de ti, ni de tu entrega. No te anticipes…
El triunfo, querido, es el resultado de la capacidad de desarrollar la propia paciencia de cada uno, unida a la concesión del éxito que otorgamos a cada iniciado.
Elevó su cabeza…y la miró. Con su sonrisa bastaba para que esas palabras se le quedasen grabadas en su memoria.
Cerró los ojos y las caricias sobre su cabeza pasaron a su frente, donde su voz se alejaba y se acercaba………
Notó como algo frío se depositaba en su frente y varias voces hablaban a su alrededor…. Su mano le acariciaba el pelo, mientras le decía:
- Tranquilo…..tranquilo…..se pondrá bien. A la vez que alguien añadía:
- Si sigue así tendremos que ingresarlo. Jamás vi algo igual.
- Doctor, ¿cree que haya sido infectado por un virus?
- Sinceramente no lo sé, Margaret. La fiebre parece que va remitiendo. Le pondré ahora una inyección y, si no cesa, habrá que hospitalizarlo. Que suerte ha tenido de que haya usted llegado a tiempo. Si no….
Escuchaba voces……veía lugares….situaciones…tan pronto iban como venían….no entendía nada…Los delirios aumentaban y la imagen de ella se desvanecía.
Necesita volver….volver donde ella estaba…ya no entendía lo que sucedía….la veía, se alejaba…..se adentraba en un túnel…………
El corrió…corrió para alcanzarla…gritó….gritó…para que le escuchase…para que le esperase….pero era inútil…no llegaba. Siguió corriendo…aun así, nada….gritó…gritó mas fuerte….más….De repente, una voz dulce……tan dulce…..sonaba: Ya…ya…le decía…..tranquilo….tranquilo…..estoy aquí a tu lado…te cuidaré….
Una luz suave….sus ojos…lentamente los iba abriendo mientras sentía la calidez de sus manos……..era ella……...era…………..era Margaret!!
- Doctor, doctor! Está abriendo los ojos!
Conforme los fue abriendo consiguió apenas apreciar dos siluetas. Una era la de su secretaria y la otra era la de un hombre con bata.
- Bueno, dijo una voz algo ronca. Parece que por fin evoluciona favorablemente.
- Gracias a dios, dijo ella
Y el volvió a quedarse dormido.
Al cabo de tres días su recuperación iba siendo ya favorable. Pero su prisa para incorporarse al trabajo se vio truncada por las recomendaciones del médico.
martes, 27 de enero de 2009
La Obsesión (I)

Al sonar el despertador parecía que le iba a estallar la cabeza. Se levantó con apenas fuerzas y se dispuso a prepararse para ir a su trabajo.
No se había percatado pero su frente estaba empapada de sudor, aunque no le dió importancia. Entró en la cafetería de siempre, pidió su café y un par de tostadas.
El bullicio de la cafetería retumbaba en su cabeza multiplicándose por diez. Otra vez ese sudor y el escalofrío recorriendo todo su cuerpo. Aligeró la toma de su desayuno, ya que no se sentía nada cómodo. Dirigiéndose hacia el bufete el malestar de su cuerpo aumentaba.
Pidió a su secretaria otro café, unas pastillas y que no le pasara ninguna llamada hasta nueva orden. Sentado en su despacho, fue cuando descubrió la subida de temperatura en su cuerpo. Intentó no hacer caso a los síntomas, pero era imposible. Cuando quiso darse cuenta, estaba envuelto en un mar de sudor. Llamó a su secretaria y canceló todas sus reuniones.
- "Margaret, no me encuentro muy bien. Me voy para casa. Quiero que tomes nota de todas las citas y las retrases para mañana. Con un poco de suerte estaré ya mejor".
- "Si señor, pero si quiere que le de mi opinión, debería ir usted al médico. Por dios, ¿no se da cuenta que está empapado en sudor? Si quiere, yo misma le concierto la cita…"
- "Déjelo Margaret, me voy para casa".
- "Como usted mande. Le llamaré esta tarde para ver que tal anda. "
- "Gracias Margaret". Tan eficiente como siempre, pensó.
Mientras conducía en dirección a su casa, su estado empeoraba. Ni siquiera metió el coche en el garaje. Se apresuró a entrar ya que cada vez le costaba mas mantenerse en pie.
Su cuerpo le pesaba, su cabeza parecía estallar y la fiebre iba en aumento.
No se desvistió. No tenia fuerzas. Se tumbó en su cama y se cubrió.
Cerró los ojos y se quedó dormido………
Pronto se encontró en lugares que reconocía pero, sin embargo, en situaciones extrañas y nuevas para el……
En un estado absolutamente febril divagaba entre pasado y presente. Se encontraba inquieto. Algunas secuencias reflejadas en sus delirios le resultaban molestas e incómodas. Hasta el momento en el que ella apareció…….
De repente, todo tomó sentido en sus visiones. Ella había aparecido. A su alrededor todo le era familiar…..y su voz…..dios…..su voz…..
Parecía que estaba hecha para dotarlo de esa paz repentina que le transmitía. Solamente con escucharla confrontaba en su interior mil sensaciones. Tanto las positivas como las negativas. Conseguía transmitirle paz…..tranquilidad….y a la par…..nerviosismo e inquietud…..
Estaba con ella…..era feliz….y el tiempo transcurría sin que pareciese afectarle en ningún momento. Por fin estaba donde quería. Y ella, para el, era todo aquello que anhelaba y que no se atrevía a confesar.
Su disciplina inflexible, compartida con su suave benevolencia. Su cruel ternura…..su belleza devoradora….su suave y envolvente voz…..su impactante Dominio…eran todo lo que el deseaba y soñaba en una mujer.
Sin saber como se vio a sus pies, satisfecho, orgulloso de formar parte de algo tan especial….
sábado, 24 de enero de 2009
Tentación (VI)

Sus piernas temblaban y, sin poder ya contenerse mas en pie, se tambaleó, cayendo de rodillas al suelo…exhausto…extenuado y sin aliento. De pronto un nerviosismo inundó todo su cuerpo, haciéndole experimentar una sensación extraña y molesta para él. Sentía como la tristeza se apoderaba de él, causándole un efecto de frustración desmesurado. Increíble, pero en esos momentos sentía envidia y odio por no ser partícipe de esas escenas…
Sentía que le pertenecía a ella en cuerpo y alma, hasta tal punto que ………Dios mio!!, se dijo a si mismo… estaba llorando por ella. No!!, No!!, no… Basta!!, basta….
No puede ser… si no la conozco!! Imposible! Mi mente!!....claro, eso es, me he dejado llevar por el lugar y las circunstancias, nada mas…..nada mas……
Se incorporó del suelo, se desvistió…se metió en la cama y continuó repitiéndose: Nada mas….Nada mas….nada mas… hasta quedarse dormido.
Sonó el teléfono: ring, ring, ring. Aun medio dormido, contestó: si…. Buenos dias señor, soy Oscar, le llamo de recepción para avisarle de que son las 12,30 de la mañana, tal como nos pidió anoche.
Gracias.
De nada, estamos a su…
Colgó. Estaba demasiado aturdido para continuar la conversación. Poco a poco fue abriendo los ojos, levantó la persiana, observó la mañana y decidió darse una ducha para despejarse. Una vez despierto ya del todo, se vistió y ordenó su equipaje.
Cuando bajó a recepción preguntó por el resto de los invitados. El recepcionista, muy jovial le contestó: Ya se fueron todo, señor, usted es el único que queda. Un poco sorprendido contestó: Desearía hablar con el Director. Por supuesto, caballero. Después de unos minutos reapareció el recepcionista: Caballero, haga el favor de pasar por este pasillo hasta el fondo y entre en la puerta donde pone: Sr Smith. Gracias, contestó él . Toc, toc toc. Adelante, se escucha. Buenos dias señor Smith. Buenos dias, siéntese por favor. Cuénteme, en que puedo ayudarle. Y el, un poco nervioso: verá, es un tema un poco delicado. El Sr Smith le miró, presagiando que alguno de sus empleados hubiera cometido alguna falta. Pero pronto saldría de dudas, y se daría cuenta de que era algo mucho mas comprometido.
Mientras hablaba, se iba dando cuenta de que el rostro del Sr Smith no era precisamente el de una persona que le fuera a ayudar en sus pesquisas. Todo finalizó con un: lo lamento señor, pera la política del hotel me impide facilitarle información sobre ningún huésped. Seguidamente se levantó para que la conversación se diera por terminada. Un apretón de manos puso fin a su encuentro.
El botones esperaba en el hall para comunicarle que el chofer ya estaba dispuesto para la partida.
Durante el viaje de regreso su cabeza vagaba ligeramente, acompañada por el sonido relajante de la música clásica como fondo. Y tanto fue así que se quedó dormido. Faltaban pocos kilómetros para llegar a su cada cuando despertó. Observando por la ventana respiró aliviado sintiéndose en su ciudad…en su calle…en su casa.
Sonrió al salir del coche. El clima gris y lluvioso...los árboles en movimiento…Ya estaba en casa.
El chofer le ayudó con el equipaje. Una sonrisa y un buena propina fue la despedida de ambos. Hacia frío, la casa estaba helada y corrió a encender la caldera.
lunes, 12 de enero de 2009
La Sorpresa

Me ayudas con mi vestuario que ya colocaste delicadamente en mis aposentos… pero tus manos tiemblan ajustándome mi corset. Mi bata negra de gasa, larga hasta arrastrarse en cola por el suelo, te tiene hipnotizado.
Me alcanzas mi fusta traída entre tus dientes…mientras te acercas a mi a cuatro patas desde mi cama hasta el sillón en el cual me acomodé.
Mientras me observabas, tu mente retrocedió felizmente al instante en que te sorprendí con mi llegada…
Mientras cenaban, todos los invitados conversaron muy animadamente, intentando disimular vagamente el nerviosismo ocasionado por la aparición de Lady Monique. Ella era la única de todos los invitados que dormiría en la cabaña. La pareja anfitriona disfrutaba de su amistad desde tiempo atrás y eran cómplices de las sorpresas que depararía la noche. Pero la mayor sorpresa la tenían reservada para él, su anfitrión, ya que era su cumpleaños.
Su mujer, días antes, había ideado junto a Lady Monique que tipo de regalo otorgarle. Realmente, las dos le conocían muy bien.
La cena fue muy animada y divertida. Una tarta con una vela encendida en forma de interrogación, muchos regalos, y la hora de recogerse por fin. Los anfitriones dividieron la tarea de traslado de sus invitados al hotel cercano. El apresuró su regreso con una extraña e indeterminada intuición. A su llegada encontró un sobre con una nota. Siguió las indicaciones del texto que le condujeron al dormitorio. Otra nota en la puerta. Mas nervioso aún, comenzaba a sudar. Cumplió estrictamente lo que la nota ordenaba mientras su mente volaba libremente. ¡Como le gusta tenerme en suspense! Dijo en voz alta, refiriéndose a su mujer. Esta vez se le indicaba que recogiese una caja depositada encima de la cama y que se trasladara con ella a la cabaña, donde encontraría nuevas indicaciones. Bajó a la primera planta y salió de su casa dirigiéndose a la cabaña. Excitado por la tensión de tanto misterio, caminaba como suspendido en el aire. Apenas tardó un instante en llegar. En la puerta estaba colocada la llave. La giró y entró…
Cruzó la puerta y halló una hilera de flechas dibujadas en el suelo que indicaban el itinerario a seguir. Intrigado, prosiguió hasta llegar al baño, donde la última flecha apuntaba a otra nota. La abrió y esta vez leyó en voz alta, nervioso y sobreexcitado, pensando que su esposa le estaría escuchando escondida en algún rincón…
El contenido de la nota decía: “Querido, tienes que seguir todas mis instrucciones y está prohibido que te impacientes!. Prepárame un baño de espuma con esencia de jazmín. Después avivarás el fuego de la chimenea. Saca del minibar la botella de whisky escocés. Abre la caja y organiza su contenido según su utilidad. Y por último, espera una llamada telefónica”.
Su mente divagaba confusa. Pero había detalles que no relacionaba con su esposa sino mas bien con…Suena el teléfono y se abalanza sobre el auricular para descolgarlo. Contesta con un tímido ¿Dígame?. Una voz femenina al otro lado: “¡Buenas noches!”. En ese instante casi se desmaya. ¡Era Lady Monique Lefer!.
“Respira, querido…no te llamo para que te desmayes tan pronto! Espero por tu parte mas resistencia…” Se hizo un silencio. “Disculpe, Milady, me ha sorprendido tanto escuchar su voz, discul…”, “Silencio!”, le interrumpió ella.
Un estruendo desmorona mis pensamientos, haciéndome regresar a mi actual estado. Mis ojos temblorosos se dirigen hacia Lady Monique y me doy cuenta de que he estado ausente mas tiempo de lo aceptable.
Querido…me dice con esa sonrisa que a veces tanto temo, he tenido que tirar mi copa para que despertases del trance en el que te has metido. Acaso mi presencia no es importante para ti?. Perdón…pero……….shhhhhhhh!! no hables…y escucha:
Deseas…pero no puedes pedir…necesitas….pero no tienes…y anhelas… y por supuesto vas a obtener. Respira hondo y si…hoy tienes un regalo especial. Hoy tendrás una sorpresa…Vete al cajón de tu derecha, ábrelo y saca una caja que hay con tu nombre. Vete a mis aposentos, ábrela y cuando estés ataviado con su contenido…te presentas ante mi.
En esos momentos, no sabía si su corazón iba a estallar embriagado por la sensación de jubilo que sentía.. Realizó su cometido y se introdujo en los aposentos con un temblor exacto al que tenia mientras estaba ayudando a Milady con su vestuario.
Tembloroso, abrió la caja, aparto el envoltorio y sus pupilas se dilataron ante su contenido. Comenzó a sacar lo que iba a ser su indumentaria para esa noche. Con cada prenda que sacaba y depositaba en la cama…. su alegría y goce ante tal honor crecían vertiginosamente. Una vez ataviado con su uniforme, hizo acto de presencia ante Milady.
Perfecto, querido!!, te sienta como un guante. Ahora…vas a darte la vuelta…vas a coger la botella de champán y vas a servir dos copas….
Que magnánima es Mylady, pensé; me va a permitir el placer de brindar por mi cumpleaños con Ella…
Abrió la botella de champán, sirvió las dos copas y se dispuso con la bandeja a ofrecer la correspondiente a Milady. En ese instante, se derrumbó su plan cuando ella le notifica, con ese tono de voz tan propio:
Sostén la bandeja, cierra los ojos…y no te muevas hasta nueva orden. Desconcertado, escuchó abrirse la cerradura de la puerta…..el sonido de varios tacones…y una risa…tan familiar…tan familiar….que casi se le cae la bandeja de sus manos. Abre los ojos, amor!!, dijo otra voz….Le tembló hasta el ultimo pelo de su cuerpo cuando, al obedecer, distinguió la segunda silueta femenina, tan sensual….tan perfecta….tan Domina….tan…………….su esposa!!
Se acercaron hacia el, las dos, ambas con esa sonrisa tan sutil como maliciosa, tan malévolas como excitantes……………un suspiro profundo fue lo único que consiguió salir de el en ese instante.
Ambas cogieron sus copas, se sentaron la una junto a la otra…………Querido, ya sabes lo que tienes que hacer…........
Tentacion (V)

Unas frases optimistas y positivas mencionadas por uno de los socios fueron las encargadas de dar por finalizada la cena. Entre aplausos, todo el grupo se levantó, y después de darse cordialmente las buenas noches, cada uno se dispuso a ir a sus aposentos. Pero el ansiaba poder verla antes. Ya tenía su presentación preparada. Durante la cena estuvo planificando como entablar conversación y de que manera poder alargar el encuentro. Todo se derrumbó a sus pies al observar como el grupo de la comitiva trasladaba a la Dama a un salón privado. Reaccionó audaz para llegar hasta la puerta, mientras veía como ella se acomodaba en un sofá. Ya estaba cerca, lo estaba consiguiendo, pero en ese mismo instante las puertas del salón se cerraron. Confuso, perplejo e impotente, observaba como uno de sus superiores le cerraba la puerta en su cara, Y mientras la hacía, su mirada le prohibía la entrada a esa reunión.
“¿A que juegan?”, pensó. “¿De que trata todo esto?”, se preguntó. Me siento manipulado , se confirmó a si mismo. Sin mediar palabra se dirigió a sus aposentos y, una vez en su habitación, respiró profundamente, encendió un cigarrillo y después de inhalar la primera calada, expiró toda la furia contenida hasta ese momento.
Necesitó tres cigarrillos seguidos para poder controlar su estado de ánimo alterado. Cogió una copa, depositó dos hielos y vertió su whisky escocés preferido. Encendió su cuarto cigarrillo y miró a través de la ventana, ya mas relajado. Su mente divagó durante un rato y sintiéndose como una ficha en un tablero, intentó averiguar donde encajaba en ese extraño juego. Sin éxito. Se hallaba aún mas confundido y no sabia cual era el papel que jugaba realmente. A no ser que no existiese tal juego, claro. Que no fuera mas que una absurda fantasía creada por el mismo. Pero rechazaba la idea de que su mente le estuviese jugando una mala pasada….Porque para el todo era tan real que no podía ser inventado. Imposible, se decía a su mismo. Una luz tenue en el exterior hizo que sus pensamientos se vieran interrumpidos. Apagó las lámparas de su cuarto para no ser descubierto y continuó observando desde su ventana. Varias siluetas en la oscuridad se movían dirigiéndose en grupo hacia esa luz. Agudizó aun mas su vista entre tanta penumbra. Y puso observar como un grupo de cinco seguían a uno. Era imposible diferenciarlos ya que todos estaba ataviados con una especie de toga o sotana. Con capuchas en sus cabezas era imposible saber si se trataba de hombres o de mujeres. Se abrió una puerta y entraron todos menos uno que esperó a que pasara el último para cerrar la puerta desde el exterior. ¿Era real lo que esta viendo, o por el contrario volvía su mente a intentar jugársela?
Hacia años que no fantaseaba. Tenía grandes dosis de autocontrol sobre si mismo, muchas horas de psicólogo le habían enseñado a no divagar de forma inútil por su mente. No, no estaba delirando. Todo era real. Se calzó, dió el último sorbo a su copa y con valentía salio de sus aposentos dispuesto a averiguar que sucedía.
Pero lo que no podía prever era que se iba a convertir en testigo de primera línea de unas escenas inimaginables. No estaba preparado. A él nadie le había comentado nada. Pero las escenas de las cuales sus ojos fueron testigos exclusivos hicieron cambiar para siempre toda su vida. Claro que en ese mismo instante, el aún no era plenamente consciente de ello.