martes, 26 de enero de 2010

Confidencias sobre una Sissy (Primera parte)


Antes de comenzar a relataros esta sesión he de deciros que, de entrada, no ha sido nada fácil poder redactarla.

Nunca es fácil ni rápido poder realizar una sesión de transformismo perfecta y satisfactoria. Pues se trata de desarrollar una parte femenina de un alumno de sexo masculino, haciéndole sentirse lo más cómodo posible, enseñándole a aceptarse y a la vez divirtiéndose con ello sin que se altere el orden diario de su vida.

Presentar a Erika al mundo no fué tarea sencilla sobre todo porque tuve que separarla de un personaje llamado Rebecca, las cuales son totalmente diferentes la una de la otra, pero ambas formando parte de la misma persona.

Hacía mucho ya que conocía a Rebecca, de hecho es una de mis mas antiguas asistentas. Ella es toda sumisión, entrega y disciplinada. Muy obediente y perfeccionista en sus tareas. Pero a la vez muy poco coqueta y nada lasciva. En cambio, de vez en cuando, solo muy de vez en cuando manifestaba un deseo sexual muy intenso, sin limitaciones ni prejuicios, con una necesidad de otorgar placer y recibir placer.

Yo estaba encantada de verla así, disfrutando de su sexualidad sin miedos, con total libertad. El problema venía después. Cuando desaparecía el éxtasis y la euforia del momento y pasados unos dias, me encontraba con una Rebecca avergonzada de sus actos y deseos, confrontada consigo misma. Era inútil intentar explicarle que sus conductas son normales y naturales en el ser humano.

Me rompía el alma ver como ante mi, alguien con tanta fuerza y valentía para hacer aquello que mas deseaba, a la vez se autocastigaba por su elección.

Hasta encontrar la solución pasó mucho tiempo, aunque era más sencilla de lo que yo misma imaginaba. Un buen día, pensando y haciendo repaso de la trayectoria de Rebecca, me percaté de un detalle en el que no había reparado antes. Tan sencillo y tan propio de las féminas que me hice a mi misma mil reproches por no verlo antes. Tan sencillo como que, dentro de su evolución, había los mismos prejuicios morales y sociales que toda mujer experimenta. Sus deseos y su fantasía. Y ninguna de las dos podían compartir escenario.

Comencé a reirme al llegar a esta observación. Mandé un correo citándola en el cual detallaba varios encargos que debía traer.

Por fin llega el mencionado día...un dia muy esperado y deseado por ella. Ansiosa y nerviosa consigue verse por fin en mi estudio, en el cual para su sorpresa no se iba a realizar nada en absoluto que no fuese mas que una conversación seria y sincera.

Le transmití mis conclusiones respecto a su desarrollo y evolución, obligándola a analizarse en un grado mas intenso que, al final, la llevó a confesarme que hacía tiempo que deseaba desarrollar con intensidad ambas facetas.

Muy seria y directa le dije:

- Querida mía, no sabes el placer que me dá confirmar que no estaba equivocada y que ahora comenzamos una trayectoria diferente pero a la vez muy divertida, tanto para tí como para mí. Y que el resto de las sensaciones que no sean las que se desean no tienen cabida aquí. Así que voy a bautizar tu lado sensual, sexual y lascivo con el nombre de Erika. A partir de hoy acudirás a mi unas veces como Rebecca y otras como Erika, dependiendo de las necesidad que yo vea que tengan una u otra por estar a mi lado.