jueves, 28 de mayo de 2009

El Descubrimiento (II)

Eran casi las doce del mediodía cuando comenzaron a escucharse las hélices del helicóptero que aterrizaba en el edificio. Margaret apresuraba sus pasos hacia el despacho del Presidente para notificar la llegada de la visita. Los latidos de su corazón parecían retumbar fuertemente en su pecho. Le producía un gran nerviosismo la responsabilidad que su trabajo le exigía en días como este.
“Señor Presidente, ya están aquí!”
“Gracias, Margaret. Está todo dispuesto?”
“Si señor, sin lugar a duda.”
Comenzaron a salir del despacho y una mano se posó en el hombro de Margaret. Ella se giró y sus ojos se encontraron con el rostro de Sr. Presidente, que con una dulce sonrisa, le dijo: “Que haría yo sin usted. Su eficacia es ejemplar. Vamos a recibirlos”.
De repente notó como sus mejillas se sonrojaban y con una humilde y tímida voz consiguió decir: “No hago nada mas que hago mi trabajo, señor”.
Esperó que salieran todos por la puerta y caminó apresurada detrás de ellos.

Se abre la puerta del helicóptero y se divisan tres figuras. Primero sale un hombre de aspecto sobrio, traje oscuro, gabardina negra y pelo canoso.
Sostenía un maletín bastante abultado. Le seguía otro hombre de edad mas joven. Margaret lo observó con mas atención. Su constitución era atlética, de altura notable, dotado de un rostro atrayente y mirada muy intensa. Era de ese tipo de hombres fácil de recordar. De pronto vió como el Sr Presidente se dirigía hacia las escaleras del helicóptero y tendía su mano para facilitar la salida de la tercera figura.
Se hizo un silencio entre todos y la tensión se apoderó del momento en el que se asoman unos pies enfundados en unos elegantes zapatos negros de tacón, seguidos por unas largas piernas envueltas en unas medias que acortaban su recorrido con la tela de una falda….
Una mano cubierta por un guante se apoya en la del presidente.
“Gracias, George, tu siempre tan caballero”. Su rostro aun no se entreveía. La Dama incorporó su figura y descendió por las escaleras.
Todos los allí presentes estaban expectantes cuando…..elevó su rostro y una especie de admiración general se produjo en aquel mismo instante.
Su figura era perfecta. De hecho parecía una actriz de cine. Su vestuario, elegante y cuidadosamente escogido sin duda, derrochaba una sensualidad arrolladora y su rostro….su rostro desprendía una belleza impactante. Margaret sintió una inferioridad aplastante. Se sintió tan insignificante que le temblaron hasta las rodillas. Deseaba salir corriendo y esconderse en algún recoveco del edificio donde nadie la viese. Se desvanecieron sus pensamientos al oir pronunciar su nombre en alto.
“Margaret! Margaret! El Sr Presidente te llama!”
Miró hacia el frente y un gesto de su superior la hizo reaccionar velozmente hacia su dirección.
Caminó hacia ellos, firme y avergonzada por su despiste. Se percató de que la estaban observando muy atentamente y también de que ambos mantenían una conversación sin cruzar sus miradas.
El Sr Presidente dio un paso al frente para agarrar del brazo a su secretaria y acto seguido le dijo: “Permíteme, Margaret, presentarte a la Baronesa…..La Dama interrumpió: “sin nombres querido, no hace falta tanta diplomacia”.
“Es un verdadero placer conocerla al fin, Srta. Domemvor, cuenta usted con una gran reputación entre sus superiores”.
Margaret no daba crédito a sus oídos. La Baronesa conocía su apellido!. Estaba informada sobre su existencia. Le pareció que el rostro de la Baronesa transmitía confianza y respeto, naturalidad y simpatía en su mirada….y un escalofrío recorrió su cuerpo cuando su mano fue sujetada con firmeza por la de la Baronesa.

martes, 26 de mayo de 2009

El Descubrimiento (I)


Ahora le seducían escenas que le sonrojaban, tan solo por desearlas. Se enfrentaba a una batalla interna muy intensa. Solo al anochecer conseguía relajarse y neutralizar todos sus sentidos. Pero era absurdo huir de si mismo. Solo al caer el sol….cuando el silencio se apoderaba del tiempo….cuando asumía su soledad… cuando sus secretos internos despertaban….cuando se enfrentaba a su realidad….a sus deseos….a sus pies…a sus ordenes….a sus caprichos….
Si, a Ella….Era entonces cuando mas en secreto le pertenecía en cuerpo y alma, ciegamente, con una total entrega hacia Ella.
Era cuando mas dominio ejercía sobre el…..era cuando involuntariamente mas voluntad estaba dispuesto a entregar…era cuando….
Pasadas unas horas se recriminaba su conducta y sus prohibidos pensamientos.
Entre tanto, en su entorno laboral se sucedían los acontecimientos. Estaban esperando la visita de un cliente del bufete muy importante. Y así debía ser para que el mismísimo presidente de la firma de abogados estuviera allí para atenderlo personalmente.
Se avisó a un catering para preparar en la sala de juntas un lunch. Los jefes de departamento andaban como locos de planta en planta revisando que todo estuviera bajo control.
Temblaban ante la posible visita de inspección del presidente, ya que siempre bajaba oficina por oficina y despacho por despacho para comprobar que todo estuviera en orden. Hasta los grupos de formación eran visitados. Le precedía su fama de disciplinado, exigente y estricto. Sobre todo cuando le informaban de este tipo de visitas. Se notaba la diferencia de unos clientes a otros por la forma en la que eran recibidos. Este tipo de clientes en particular eran de los que aterrizaban en el edificio con el helicóptero que la propia empresa enviaba para su recogida. Lo que no se sabía nunca era la identidad de los visitantes.
Había unas normas muy estrictas que consistían en salvaguardar la identidad de cada miembro de este tipo de comitivas.
Disciplina, Discreción y Determinación era las tres aptitudes que exigía la firma para ser aceptado como empleado. Y esas mismas palabras estaban grabadas a la entrada principal de la empresa.

Obsesión (III)


Con tanto tiempo libre de repente, se le hacia eterno el dia. Al principio tanto descanso le parecia agradable, pero con el paso de los dias comenzó a sentir un profundo agobio que mas tarde se transformó en una inquietud desbordante. Conforme pasaban los dias y su recuperación era ya satisfactoria, el aburrimiento se iba apoderando de el. Al cabo de una semana consiguió por fin poder salir a la calle y disfrutar y compartir espacio con el resto de la humanidad. Decidió visitar varias cafeterias, tiendas y galerias de arte ubicadas en la zona mas antigua de su Londres natal. Tomó la decisión de pasear diariamente con la ilusión de que asi su baja laboral se viera reducida con mayor anticipación. La inquietud que por otra parte iba adquiriendo le tenia totalmente desconcertado. Sus paseos se estaban convirtiendo en una búsqueda. Observaba y se interesaba por un arte muy discreto y a la par desconocido para muchos. En su comportamiento habia detalles alterados y distintos. Buscó en bibliotecas libros cuyo contenido se basaba en doctrinas disciplinarias. Frecuentaba locales de público con aspecto gótico. Navegaba por internet con la esperanza de hallar una indicación o una informacióin que le pudiese satisfacer... Pero el resultado obtenido siempre era casi nada. Porque todo tan oculto?, se preguntaba. Porque tan desconcertante? Tanta información a la luz, pero con un contenido tan limitado. Meditó durante un rato y en ese transcurso de tiempo recordó su fin de semana como invitado a presenciar una anécdota inolvidable y confusa. Comenzó a desesperarse, la batalla le desbordaba. Tantas contradicciones sobre si mismo…se amaba…se odiaba….sentia rechazo por si mismo y a la vez disfrutaba con su parte oculta. Desesperaqción y desolación. Ambas le solian acompañar en su búsqueda. Pero de qué? Cual era su verdadero motivo en esta obsesiva necesidad de descubrir respuestas sobre una disciplina que jamas habia practicado?….Una disciplina que no entraba a formar, ni por un segundo, parte de sus fantasias. Por lo tanto, a que venia ahora tanta necesidad de introducirse en sus doctrinas? Ni el mismo podia explicarselo. Exasperado….enloquecido…perdido….desechado….asi se sentia cada vez que creia por fin encontrar una respuesta o experiencia que le satisfaciera. Fue a reuniones de todo tipo, pero ninguna saciaba su búsqueda. Compartió tertulia y texto con diversos personajes muy ricos de vestuario y de conocimiento en la materia, pero carentes de la capacidad de transmitir dicho conocimiento adquirido en su formación como iniciados.Todo era como muy repetitivo y comercial. El habia sido testigo y victima de una atracción involuntaria sin opcción a ….?