viernes, 17 de julio de 2009

La Institutriz del Amo



Antes de proseguir con el relato de La Iniciación quiero contaros una experiencia personal que un buen amigo ha compartido conmigo:


Eran las 12,30h cuando sonó el teléfono de mi estudio. "Si?", y una voz masculina al otro lado me contestó: "Buenos dias Lady Monique, soy Jon, he vuelto de vacaciones y quisiera saber si podrías atenderme".



"Claro que si", le dije. "Que te parece si vienes sobre las 14,00h al estudio?". "Estupendo, allí estaré".



Colgué el teléfono y una sonrisa apareció en mi rostro al pensar en Jon. Hacía tiempo que no me visitaba y sinceramente echaba de menos nuestras sesiones conjuntas. Jon era un Amo al que conocí como sumiso en prácticas. Fué instruido por mi durante muchos años hasta que consideré que su preparación en la disciplina de la Dominación había concluido.. Después pasó a ser mi colaborador desarrollando su faceta de Amo con diversas sumisas a mi cargo.



Tan intenso como yo...tan implacable en sus sesiones...tan amante del arte de la psicología del sado...tan entregado a la responsabilidad de nuestra doctrina....Me sentía mas que satisfecha con sus resultados.



Inmersa en mis pensamientos ya casi era la hora, con lo cual me despojé de mi bata para escoger de mi ropero el vestuario adecuado para mi visita.



Pasé a retocarme un poco el maquillaje y poco mas tarde sonó el timbre de mi puerta.



Abrí la puerta y ahí estaba él, con su amplia sonrisa, su mirada llena de luz y su impecable y cuidado aspecto.



"Lady Monique, que placer volver a verla, tan bella como siempre". Me coge la mano derecha y me la besa.



"Que tal estás Jon?. Tan caballero como siempre...pasa y pónte cómodo". Cierro la puerta y me dirijo hacia donde me espera.



"Cuéntame, a que se debe tu visita? O es que simplemente me echabas de menos?" Pongo una sonrisa pícara y me comenta: "Te dije que nada mas llegar a Madrid te vendría a ver. Además, necesito de tus consejos".



"Bien, sientate, se trata de alguien nuevo?" "Así es, tengo una sumisa nueva con la cual me he citado pra una sesión este sábado. Su inclinación es sentirse sometida por mi, controlando en todo momento su excitación sexual, dirigiendole varias veces hacia el extasis del placer de sentir el orgasmo, pero negándole en todo momento el poder llegar al climax. Inducirle varias veces a la necesidad de pedirme poder llegar a correrse para despues negarle ese derecho".



"Es el reto perfecto para tu vuelta de vacaciones!", dije interrumpiéndole, "aunque no me dirás..."



"No, no", me interrumpió el. "Lo cierto es que lo unico diferente a las otras sumisas es que quiere la sesión de noche...y no se si concedérsela.



"Que tienes pensado para ella, Jon?" "Aún no lo tengo decidido, pero deseaba enseñarte antes de continuar con esa conversación una fusta que me compré en Argentina"



"Ah!!, pues ya estás tardando en enseñarmela, querido" "Creo que te va a gustar, Milady!!"



Abrió su maletín y sacó una preciosa fusta blanca.



"Jon, es magnifica!!", exclamé y al mirarlo a los ojos ví ese brillo tan especial que solo el tenía.



"Estás pensando en utilizarla con ella, verdad?" "Así es", contestó.



"Eres terrible y tu retorno me hace muy feliz de veras, pero si quieres que te ayude tendrás que satisfacerme a mi primero. Aceptas?"



Jon me miró con su maravillosos ojos y comentó: "Usted si que es terrible, Milady..."



Después de la visita de Jon continué con mis asuntos. Pasaron los dias y llegó el sábado. La sesión daría comienzo sobre las 23,30h pero Jon había quedado con su sumisa mucho antes invitandola a cenar primero y así comenzar a instruirla. Os voy a relatar su sesión tal y como el me la comentó al dia siguiente:



Jon llegó al restaurante donde estaba citado con Elena, su nueva sumisa y mientras aparcaba el coche le hizo una llamada. "Elena, has llegado ya?" "No, Amo, perdone pero el tráfico..." "Silencio!", dijo Jon, "Sabes que no me gusta esperar y aún así me dices que aún no estás...y para colmo quieres ponerme una estúpida excusa?" "Verá, es que no contaba..." "Shhhh..., calma esclava, yo te voy a esperar, pero tu recibirás un severo castigo por ello. Te has puesto falda como te dije?" "Si, mi Amo" "Y llevas las bragas en el bolso como te ordené?" "Si, Señor" "Perfecto, te espero con una sorpresa. Apresurate en tu llegada" "Si, Amo"



Pasados unos quince minutos llegaba Elena. Jon la esperaba en la puerta, la saludó y le comentó al oido: "Esclava, toma esta bolsa, vete al baño y colócate dentro de la vagina la bola. No tardes".



Elena, nerviosa, se fué al baño, se introdujo la bola vibradora y regresó su mesa. Jon la esperaba sonriente. "Sabes lo que tengo en mis manos? Es el control remoto de lo que te has puesto. Por lo pronto te pondré una velocidad media e iré aumentando a mi antojo su intensidad. A partir de ahora tengo el control absoluto sobre tu sexo...sobre tu cuerpo y sobre tu mente...Me dirás en cada momento el grado de excitación que sientes...y tienes absolutamente prohibido correrte. Lo ha entendido?" "Si, Señor", contestó timidamente



Durante la cena varias veces la sumisa sintió ganas de poder ir al baño pero Jon se lo negó. La observaba minuciosamente...su rostro...sus manos...su cuerpo... Pidió la cuenta y se dispusieron a salir al coche cuando Jon le dijo a su esclava: "Estas dispuesta a continuar?" "Si, Amo, por supuesto" "Perfecto, sube al coche y quiero que tengas las piernas abiertas y la falda subida, entendido?" "Si, mi Amo" Mientras se dirigian al gabinete de Jon la tensión sexual de su esclava era cada vez mas elevada, su respiración era corta y apresurada.



Llegaron al gabinete y Jon la puso contra la pared, de espaldas a el, con las piernas abiertas y los brazos alzados. Le quitó la falda y le ordenó darse la vuelta. "Quitate ahora la blusa...pero hazlo despacio. Mientras tanto el se sentó en su sillón y con el control remoto aumentó bruscamente la intensidad provocando que la sumisa no pudieran evitar un gemido... "Quieta, esclava, no pretenderás correrte ya, no?" "Amo, por favor, no puedo más, dejeme poder correrme...se lo suplico..." "No te escucho, sierva" "...por favor, por favor...permitame..." y se tiró al suelo jadeando...



"Levántate, esclava, como te atreves? "...le pido perdón...pero yo..." "Pero nada!!", exclamó Jon indignado. "Acabas de ganarte un correstivo intenso. Despojate de tu la blusa y el sujetador, ponte contra la pared y abre tus piernas. Y para evitar que produzcas ningún sonido voy a colocarte una mordaza. Le ató las muñecas, la inclinó hacia delante poniendo su trasero en pompa y, con su fusta blanca, comenzó a aplicarle un intenso castigo.



Cada vez que le daba en su trasero ella se retorcía de placer y de dolor. Sus ojos suplicaron una masturbación. Jon le quitó la mordaza y sus gemidos eran tan intensos que acabó excitando a su propio Amo.



Jon daba mas o menos intensidad al control remoto según de fuertes era los gemidos de su esclava. Ella se retorcía de placer suplicándole que le dejara satisfacerle como esclava...le rogó...le suplicó...le imploró que la dejase gozar del sexo de su Amo. Su entrega hacia el era absoluta y total. Estaba muy húmeda, exageradamente húmeda...



Jon la acercó hacia el: "Ponte de rodillas, esclava. Ven hacia mi y complace a tu Amo. Coge mi sexo y disfrútalo hasta que yo te ordene lo contrario..."


Lo besó, lo lamió, lo acarició...dió goce y placer a su Amo y cuando Jon vió que ya no podía mas, que su esclava entraba en un estado de éxtasis absoluto, le quitó la bola, la puso a cuatro patas y gozó del placer, de él y de ella, hasta alcanzar el climax total. Y fué entonces y solo entonces cuando Jon le dijo: "Ahora si, mi sierva, ahora si...ya puedes correrte, esclava...Un jadeo, una estremecedora sensación de poder y...un grito de ambos a la vez...la señal de la eclosión en conjunto.