miércoles, 24 de diciembre de 2008

Tentación (IV)

Sin duda, era imposible que existiera otra fémina que le torturase así, tanto en los sueños como en la vigilia. Sus ojos la buscaron inmediatamente, y pudo contemplar con satisfacción que no se equivocaba. Se dirigía hacia el comedor escoltada por un grupo de hombres que pronto pudo reconocer, pero su mirada no podía apartarse de ella. Se acercaba con paso firme y seguro. Y sin embargo, el continuaba inmóvil ante su llegada. Los latidos de su corazón aumentaban vertiginosamente y por su mente pasaban mil frases que decir a su llegada. Pero era incapaz de articular palabra. Se encontraba paralizado. De repente, le invadió una sensación de temor, de equivocarse con su frase, de sentirse ridículo… y todas esas sensaciones hicieron emerger un ardor por todo su pecho. El calor subió hacia su rostro hasta convertirse en el rubor que estalló en sus mejillas.

No hay comentarios: