viernes, 19 de diciembre de 2008

Tentación (II)


Hasta entonces jamás había sentido la desesperada necesidad de dejarse dominar. Observando la escena, sus latidos aumentaban vertiginosamente. El nerviosismo y el sudor de su cuerpo le delataban. La imaginación fluía libremente dando paso a excitantes sensaciones. Su equilibrio se alteraba al sentir tanta confusión, pues no era fácil para alguien de su posición reconocer ese tipo de deseo y necesidad.

Cuando le notificaron la invitación días atrás, estuvo a punto de rechazarla. Le sorprendió la fuerte insistencia que pusieron sus socios en que asistiera a ese congreso. Aunque el motivo principal de su aceptación fue recordar la visita inesperada e intrigante de aquella Dama a sus superiores.

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