lunes, 31 de mayo de 2010

RELATO DE UN SUMISO......


Llega un correo de Milady: "David, te convoco. Nos vemos en el estudio
por la mañana, a las 11h. Llamas a tu jefe o a quien sea e inventas una excusa, cancelas todos tus compromisos, y mañana vas a dedicar el día
a tu Lady. Cuento contigo, no me falles."

¿Pero como se atreve? - pienso - Tengo mi trabajo, mi vida, ella sabe
perfectamente que no voy a poder ir. No pienso contestar. De hecho,
esto sólo puede ser una trampa para hacerme cometer un error, ¡claro!
Ella sabe que lo que me pide es imposible y que no lo voy a hacer,
pero así en la próxima sesión le dará una excusa para castigarme,
¡fenomenal! No le contesto y punto.

Esa noche duermo mal, con sueños llenos de ansiedad, y me despierto
sudando. El día siguiente, a las ocho me despierto. Ya no llegaré a la
oficina a tiempo. Me encuentro mal, probablemente por no haber dormido
bien. ¿Y si no voy? Llamo a la oficina, y vuelvo a acostarme, pero no
consigo dormir. ¿Qué me pasa? Y de repente pienso en Lady Monique...

Salto de la cama, me ducho, desayuno, me visto, y a las 10h me
encuentro en la estación esperando el tren para ir rumbo a Madrid, con
una sonrisa de oreja a oreja: ¡Qué contenta se pondrá mi Lady cuando
vea que he cumplido con sus órdenes!

El timbre. La palabra "Estudio". Mi dedo se acerca al botón y lo
pulsa. Son las 11:00h exactamente.
Espero unos segundos. Silencio.
Espero unos minutos. Silencio.
Le doy otra vez al botón. Nada. Llamo al teléfono de Lady Monique.
Nada. No hay respuesta.
Mi ilusión se evapora cuando empiezo a asumir que mi Lady habrá
cambiado sus planes y no va a haber sesión.
Por un lado me enfado un poco, conmigo mismo y con mi Lady. Pero por
otro lado soy consciente de que su ausencia es sólo un aspecto mas de
mi entrega a ella. Es algo que confirma su posición dominante y eso me
llena de ilusión. Hay una parte de mí que odia llegar hasta aquí sin
poder entregarme a los pies de mi Lady, pero hay otra parte de mí que
disfruta de la situación, porque sé que mas tarde le escribiré un
correo para confirmar mi fidelidad y mi deseo de entregarme, un correo
en el que le pediré disculpas.

Pero no puedo negarlo, me entristece profundamente no poder estar ante
la persona que ha llegado a significar tanto para mi. Empiezo a
caminar por la calle lentamente, cuesta abajo, sin mirar mas que hacia el
suelo, sin mirar a nada, en trance. No veo el coche negro que me
acompaña, siguiendo mis pasos, no veo como baja una ventana del
asiento trasero del coche, no veo la cara bella y sonriente de la
mujer que se asoma a dicha ventana y dice en voz alta y firme: "David,
¿dónde vas? Súbete al coche ahora!"

Me quedo congelado, de miedo, de felicidad, de incertidumbre. ¿Qué
hago? ¿Qué le digo? ¿Dónde me llevará? Pero mientras mi cabeza duda,
mis piernas toman la decisión de llevarme al coche donde la puerta se
abre y, sin saber como, me encuentro sentado en al asiento trasero de
un coche de lujo, al lado de Lady Monique Lefer!!

El chofer arranca, Lady Monique, espectacular como siempre, me mira,
sonriendo, sin decirme nada. Empiezo a formar una pregunta pero mi
Lady me para con un dedo, su guante de cuero rozando mis labios:
"Shhh, David, no hables y no te asustes. Pareces cansado. ¿Has dormido
mal anoche verdad? Lo sabía, y por eso vengo preparado con este cojín
negro. Lo voy a poner encima de mis piernas y te vas a tumbar aquí.
Pero primero te pones esto". Mi Lady saca de su bolso un collar
negro, de cuero y con un anillo de acero brillante incorporado. Se
acerca y me lo pone, se cierra con velcro. Y al ponerme el collar
siento un cambio repentino, me siento mas seguro, siento que ya no tengo
que pensar en mí sino únicamente en Milady, a partir de ahora no tengo
que tomar decisiones porque las tomará Lady Monique. Cuanto me alivia
estar en sus manos. ¡Me siento libre! Mi Lady me señala el cojín con
la mano y dice "Tu cabeza aquí David". Me reclino de un lado, la
cabeza apoyada en el cojín, y mi Lady me acaricia con una mano, en
guante de cuero. Noto el olor del cuero, el aroma de su perfume, el
movimiento del coche. "Cierra los ojos David, duermete...". Y me
siento tan bien, tan relajado, tan feliz, que obedezco su orden con
mucho placer.

Empiezo a despertarme de un sueño profundo, tengo calor y estoy
incómodo. ¿Dónde estoy? Abro los ojos y empiezo a recordar. Estoy en
un coche pero está aparcado y no hay nadie. Me incorporo, y una vez
sentado miro por la ventana y veo que estoy en la sierra. El coche
está en un pequeño aparcamiento al lado de un bosque. Veo un muro
alto, de piedra, con una puerta grande y oscura de hierro. La puerta
está cerrada, pero al otro lado del muro veo la parte superior de la
fachada de una casa grande. No veo señales de vida.

No sé que hacer pero de repente veo a mi lado un sobre cerrado y con
mi nombre escrito en él, y sé que todo está a punto de aclararse. Mi
confusión se evapora y empiezo a sentir una excitación inexplicable.
Abro el sobre rapidamente y encuentro una nota:

"Mi querido David,

Como soy muy generosa y siempre cuido de mis pertenencias, te he
dejado dormir un rato. Espero que te encuentres mejor porque tengo un
trabajo para ti y te necesito totalmente descansado y en buenas
condiciones.

Estoy haciendo una visita social a Lady Sarah que es muy amiga mía, y
quiero aprovechar para enseñarle mi nuevo chico. No olvides en ningún
momento que tu presencia aquí es un privilegio para ti y que debes
portarte correctamente. Harás todo lo que yo te diga, y todo lo que te
diga Lady Sarah. No me fallarás.

Tus instrucciones: Primero te desnudas y dejas tu ropa el el coche.
Toda tu ropa, menos el collar evidentemente. Vas a la puerta, donde
verás una cuerda - la tiras para llamar. Te recibirá el Mayordomo de
la casa, y él se encargará de informarnos de tu llegada. Cuando
estemos preparadas recibirás la orden para venir a presentarte ante
nosotras.

Lady Monique Lefer"

Estoy muy nervioso. Veo que las llaves están en el coche todavía y lo
primero que se me ocurre es huir. Pero no puedo. Cierro lo ojos y
pienso en Milady, y sé que debo seguir sus instrucciones. Empiezo a
desnudarme, me quito todo menos el collar, abro la puerta y salgo del
coche. Las piedras pequeñas del aparcamiento me van a hacer daño en
los pies descalzos, pienso, pero no puedo evitarlo. Cierro la puerta
del coche y me quedo de pie, inmovilizado por el pánico que siento -
estoy completamente desnudo, en la sierra sin saber donde, y tengo que
llamar a una puerta sin saber qué va a haber al otro lado. Siento
mucha vergüenza y miedo, me siento humillado, pero también estoy
excitado. Miro mi erección y el pánico se aumenta - ¿cómo voy a llamar
a la puerta así? De repente oigo que las puertas del coche se cierran
- ¡alguien me estará observando y ha cerrado el coche con un mando a
distancia!

Empiezo a caminar hasta la puerta, aguantando el dolor en mis pies
causado por las piedras. Llego hasta la puerta y tiro de la cuerda.
Nada.
Espero mas.
Nada.
¿qué está pasando?!

De repente se abre la puerta y es, efectivamente, un mayordomo! Le
sonrío de forma patética, mirándole con una expresión de sufrimiento
mientras intento cubrirme un poco con mis manos. Pero él es todo un
profesional y no se asusta por mi aspecto miserable. Es un hombre de
unos 70 años y con unos ojos que habrán visto de todo a lo largo de
sus años de servicio en esta casa.
- ¿Puedo ayudarle Señor? - dice.
- Ehmm... soy David, o sea, estoy con Lady Mon... quiero decir que
pertenezco a Lady Monique Lefer. Es decir, soy suyo y me dejó en su
coche y...

El mayordomo, sin hablar, hace un gesto con la mano para indicar que
no necesita mas explicaciones, y me invita a entrar. Paso por la
puerta y me encuentro en el borde de un enorme jardin con un cesped
inmenso y en perfectas condiciones. El mayordomo señala un banco al lado
de la puerta y dice que le espere allí, así que me siento mientras él
camina por el jardin hacia el otro lado de la casa. Respiro hondo,
disfrutando de los olores del jardin, del cesped, las rosas, aromas de
flores que no identifico, y en el fondo los pinos del bosque. Empiezo
a relajarme y dejo de pensar en la situación vulnerable en la que me
encuentro - ¡sólo y desnudo en un lugar desconocido!

Después de 10 minutos vuelve el mayordomo... con una correa.
- Lady Sarah y su invitada, Lady Monique, requieren su presencia.
Tengo instrucciones de llevarle a ellas con esta correa.
- ¿Pero qué...?
- Con permiso, Señor, le ruego que me permita cumplir con las órdenes
que he recibido. Le pido disculpas, pero mis instrucciones son de
tratarle a Usted como la mascota de Lady Monique. Debe venir conmigo
gateando.

Silencio. Miro al mayordomo con incredulidad. Él me mira a mí sin
mostrar emoción alguna, enfocado totalmente en el cumplimiento de su
tarea. Me siento humillado, horrorizado, pero a la vez emocionado con
la posibilidad de demostrarle a Lady Monique que mi entrega a mi Dueña
es totalmente incondicional: y así su amiga misteriosa estará
impresionada y Lady Monique estará orgullosa de mí. Me bajo del banco
y me pongo de "cuatro patas" al lado del mayordomo, quien engancha la
correa al anillo de mi collar, y empezamos a caminar así hacia el otro
lado de la casa. Siento el suave roce del perfecto cesped bajo mis
manos, mis rodillas, mis pies. Me siento totalmente humillado pero en
esa humillación encuentro una paz interior que me libera.

Llegamos a la esquina del edificio, yo gateando y el mayordomo
caminando sin prisa (y menos mal), y pasamos a otra zona del
maravilloso jardin. Veo a unos 10 metros una pérgola que da sombra a
dos Ladies - mi Dueña y su amiga - sentadas y charlando mientras
se relajan y toman un refresco. Incluso a esta distancia la belleza de
ambas es impactante y tengo que parar para contemplar la escena, a
pesar del mayordomo tirándome con la correa. Las Ladies miran hacia
nosotros sonriendo y riéndose entre ellas.

La que será Lady Sarah llama a su mayordomo:
- Rápido James, queremos ver el perrito!

Pero interrumpe Lady Monique:
- Espera Sarah, un momento.

Sospecho que mi dueña ha tenido una idea malévola, y espero con ansiedad.

- Mi perrito David, te olvidas de algo. Eres un perro y esto es un
jardin... ¿hay algo que te apetece hacer?

Miro a mi Lady, ella a mí, con cara seria, la Lady Sarah sonriente y a
punto de reirse. Miro al mayordomo. Seriedad total. Tengo miedo y me
entran ganas de orinar. ¡No puede ser! Me miran los tres. No puede
ser... pero sí, mi humillación no ha tocado fondo todavía, mi Dueña
quiere que me porte como un perro de verdad.

- David, a tu derecha hay un rosal. Allí. Quiero que levantes la
pierna y hagas lo que tienes que hacer allí, y así se fertilizan las
rosas también.

A las dos Ladies les parece muy divertido el juego, y aun mas cuando
ven que me estoy poniendo rojo como un tomate. El mayordomo tira de la
correa y me lleva hasta el rosal donde, con cuidado para evitar las
espinas, levanto una pierna y espero un rato hasta poder hacer pis,
allí en la tierra entre los rosales.

- Buen chico, ahora ven aquí y te doy una galletita - dice Lady
Monique con cariño mientras Lady Sarah se ríe.

Lady Sarah dice al mayordomo que me suelte de la correa y que él se
vaya. Así lo hace y "James" desaparece.
Empiezo a gatear hacia las dos Ladies.

- ¡Sit! - dice Lady Monique cuando estoy por fin ante ella. Me siento
obediente, y me mete una galleta de chocolate en la boca

Empieza a hablar Lady Sarah:
- Monique, me encanta tu perro, parece muy obediente y entiende
instrucciones bastante complejas, fruto seguro de un buen
adiestramiento, pero tiene un color muy blanco y tiene cierto
sobrepeso, ¿no? ¿Qué raza es?
- Este perro viene del norte de Europa, Sarah, viene de un pedigree
escocés según me cuenta. No es perfecto, efectivamente, pero es fiel y
le tengo cierto cariño.
- ¿Sabes que tengo una perrita? A lo mejor se llevarán bien!

Las dos Ladies hablan en voz baja entre ellas y no oigo lo que
dicen. Parece que toman una decisión, y Lady Sarah se levanta y entra
en la casa. Lady Monique no dice nada pero me sonríe y me acaricia el
cuello y la espalda. Estoy contento y relajado de nuevo... pienso en
ponerme boca arriba para ofrecerle mi barriga para rascar, pero no me
atrevo. No sé hasta donde debo meterme en el papel de perro e igual
eso sería demasiado!

Vuelve Lady Sarah con su "perrita" en una correa. Es una chica desnuda
y viene hacia mí a cuatro patas, estirando a su correa y mirándome
fijadamente. Oigo la voz de Lady Monique detrás de mí: "No olvides
David, en este momento eres mi perro y quiero que te comportes como
tal. No te cortes. Quiero ver como disfrutas. Vete con ella!"

Tengo claro qué tengo que hacer y empiezo a acercarme a la perrita, y
ella a mí, hasta que nuestras narices se tocan, nos olemos... y de
repente la chica "perra" se acerca a mi trasero para olerme. Siento
vergüenza, pero sé que quiero hacerle lo mismo a ella, e intento
posicionarme para investigar su entrepierna con mi nariz. En principio
me deja hacerlo y empiezo a excitarme, ¡no me lo puedo creer!, tengo
una erección y no puedo parar, tengo que unirme con ella... empiezo a
montarla desde atrás pero de repente la chica se da la vuelta, me
enseña sus dientes y me "ladra" fuerte antes de ir corriendo hacia la
casa. Una nueva humillación para mí, no sé que ha pasado, y miro a las
dos Ladies que están riéndose casi a carcajadas!

- Ven aquí a la sombra David - dice Lady Monique - Parece que no
sirves como perro. Vamos a hacer algo diferente - te toca trabajar.
- ¿Te gusta mi jardín? - interrumpe Lady Sarah
- Si Milady, es muy bonito - digo
- ¿Y sabes como mantengo el cesped tan perfecto?
- No Milady
- Porque el tipo de máquina cortacesped que utilizo es de alta
calidad. ¿Quieres verlo?
- Si Milady, sería un placer

Lady Sarah hace un gesto con la mano y vuelve la misma chica de antes.
Ya no es perra (lo cual me tranquiliza) sino que viene vestida de
sirvienta, con trajecita en blanco y negro, una falda corta y medias
de liguero, pero todavía lleva su collar, el mismo de antes. Lady
Sarah le dice que traiga mas bebidas para ellas, agua para David y
crema solar. Vuelve la chica cumpliendo órdenes. Me dice que me ponga
de pie y empieza a aplicarme la crema solar, en cantidades muy
generosas, untándola por todo mi cuerpo, y no puedo evitarlo, me
excito de nuevo... y oigo a Lady Sarah decir:

- Monique, veo que tu chico sigue muy excitado cada vez que se acerca
mi esclava. Esto habrá que corregirlo después, digo yo.
- Por supuesto Sarah, estaba pensando lo mismo. Se supone que David
sólo debe excitarse con su Dueña, y no con cualquiera! - responde Lady
Monique.

Se acerca Lady Sarah y me coge por el miembro, apretando fuerte, y en
la otra mano tiene unas tijeras grandes... ¡Dios mío!, ahora sí tengo
miedo, y empiezo a temblar, y suplicar "por favor, no!" Casi me salen
las lágrimas hasta Lady Sarah dice:
- ¿Sabes que es esto?
- Unas tijeras Lady Sarah
- No. Es mi máquina corta cesped. Puedes empezar.

Y así paso el resto de la mañana, desnudo, de rodillas, y cortando el
cesped de Lady Sarah con unas tijeras, dejándolo perfecto, como lo
habrán hecho antes muchos mas chicos como yo, seguramente!

Este es un relato escrito por uno de mis sumisos....el cual a veces castigo con mi indiferencia....mi silencio...obligandole a profundizar mas aún en si mismo....De la lección aprendida por el,saco varias cosas entre ellas...que escriba relatos como este.....
Mi querido David...siempre evolucionaras ......
Lady Monique Lefer.

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